Tras la exitosa ofensiva militar aérea de ayer a la noche, Israel asestó el golpe más duro a Irán en las últimas décadas, eliminando en menos de una hora a toda la cúpula del poder militar y estratégico del régimen islámico, con excepción del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, quien lamentablemente sigue con vida.
La operación, ejecutada con precisión quirúrgica, apuntó a los principales centros de comando y control del aparato bélico iraní, desde las instalaciones de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) hasta unidades aéreas y terrestres especializadas.
Los líderes terroristas eliminados
La ofensiva dejó sin vida a figuras clave que habían sostenido el régimen durante más de 30 años. Entre los blancos eliminados se encuentra Hossein Salami, comandante del IRGC, una de las figuras más influyentes del poder militar iraní, responsable de operaciones regionales y de inteligencia.
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También fue abatido Mohammad Bagheri, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, quien coordinaba la integración entre las fuerzas convencionales y las revolucionarias.
El ataque no solo desarticuló la estructura superior de mando, sino que además dejó fuera de combate a quienes lideraban las fuerzas operativas en todos los frentes.
Gholam Ali Rashid, jefe del Cuartel General Central; Amir Ali Hajizadeh, comandante de la Fuerza Aeroespacial del IRGC, clave en el desarrollo de misiles balísticos; y Esmail Qaani, líder de la Fuerza Quds, la división responsable de operaciones extraterritoriales y sustituto de Soleimani tras su muerte en 2020, fueron neutralizados, lo que representa un colapso total del sistema militar iraní.
La red de mando secundaria también fue desmantelada: Davood Sheikhlian, subdirector de Operaciones de la Fuerza Aérea, y Taher-Pour, comandante de la unidad de UAVs, cayeron en los primeros minutos de la ofensiva.
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Uno de los impactos más simbólicos fue la eliminación de Ali Shamkhani, asesor principal y mano derecha del líder supremo, lo que implica no solo un golpe militar, sino también político. La acción, según informes, se habría producido tras el colapso de las negociaciones diplomáticas entre Irán y EE.UU., enmarcadas en una estrategia coordinada entre Donald Trump y Benjamin Netanyahu.
La devastadora operación pone en jaque la capacidad de respuesta inmediata del régimen iraní y lo deja expuesto a una crisis de sucesión interna y de reorganización militar sin precedentes.
Con esta ofensiva, Israel no solo neutralizó el programa nuclear y balístico iraní, sino que también reescribió el tablero geopolítico de Medio Oriente.