La izquierdista Ursula von der Leyen, presidente de la Comisión Europea, logró sobrevivir este jueves a una moción de censura, impulsada por la derecha de Europa, que buscaba destituirla de su cargo frente al organismo.
La mayoría de los miembros del Parlamento Europeo respaldaron a la actual presidente de la Comisión. En caso de haber sido derrotada en la votación, tanto von der Leyen como los demás miembros habrían tenido que renunciar, provocando el tan necesario cambio institucional en la Unión Europea.
No obstante, Katarina Barley, vicepresidente del Parlamento e integrante del bloque Socialistas y Demócratas, advirtió que para muchos legisladores esta será la «última oportunidad real» para von der Leyen.
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El resultado de la votación fue de 360 diputados en contra de la moción, 175 a favor y 18 abstenciones. De los 720 europarlamentarios, participaron 553. Para que la moción prosperara, se requería alcanzar esos mismos 360 votos.
Aunque von der Leyen recibió el respaldo de su grupo, el Partido Popular Europeo, así como de los socialdemócratas, la izquierda de Renew y los ecologistas, varios miembros de esas bancadas optaron por no participar en la votación.
El motivo de la moción de censura fue por mensajes de texto que von der Leyen habría intercambiado con un alto directivo farmacéutico durante la pandemia de COVID-19, demostrando su falta de transparencia, junto a otras graves acusaciones y las repudiables políticas impulsadas desde la Unión Europea, como la inmigración ilegal, el globalismo y la Agenda 2030.
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Aunque las mociones de censura en el Parlamento Europeo son poco frecuentes, se anticipaba que von der Leyen iba a lograr superarla, aunque la iniciativa refleja el creciente enojo hacia su liderazgo izquierdista y el de sus aliados.
Impulsada por eurodiputados de derecha, la moción incluía diversas acusaciones: desde su falta de transparencia durante las negociaciones de compra de vacunas contra el COVID-19 con grandes farmacéuticas como Pfizer, hasta el uso indebido de fondos europeos e interferencia en elecciones de otros países, particularmente en Alemania y Rumania.
El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, aprovechó la ocasión para lanzar duras críticas contra las políticas impulsadas por la Comisión bajo la gestión de von der Leyen, apuntando específicamente a la inmigración ilegal, la «ideología de género» y lo que calificó como una «ideología verde sin sentido«. “Señora presidente, el liderazgo implica responsabilidad. ¡Es hora de irse!”, había afirmado Orbán previo a la votación.