El gobierno de Javier Milei sufrió una nueva y contundente derrota parlamentaria que profundiza su crisis política. El Senado convirtió en ley las insistencias sobre el financiamiento universitario y la emergencia pediátrica, derribando los vetos presidenciales con amplias mayorías.
La ley del Garrahan obtuvo 59 votos a favor contra apenas 7 negativos, mientras la normativa universitaria logró 58 apoyos con la misma cantidad de rechazos. Esta doble derrota representa la tercera vez que el Congreso, con la presión de las calles, le impone su voluntad a la Casa Rosada en lo que va del año, mostrando la creciente incapacidad del oficialismo para gobernar.
La sesión, que se extendió por más de seis horas, dejó al descubierto el aislamiento político de un gobierno que hoy cuenta con solo siete senadores propios. Lo que alguna vez fue una alianza estratégica con los representantes legislativos de los gobernadores, se ha desmoronado ante la debilidad creciente del Ejecutivo. Radicales y algunos miembros del PRO, que antes acompañaban al oficialismo, hoy prefieren abstenerse o directamente votar en contra, especialmente con las elecciones legislativas a la vuelta de la esquina. El oportunismo político hace estragos en un gobierno que parece navegar sin brújula y sin apoyos.
Mientras en el recinto se desarrollaba el debate, enfrente del Congreso se encontraban los trabajadores del Garrahan y la comunidad universitaria, que celebran este avance legislativo como un triunfo de la movilización. Esta doble presión, política y social, muestra una vez más que la organización y la lucha son el único camino posible para frenar el ajuste y terminar con el gobierno de Milei,
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La crisis política se continúa agravando por los escándalos de corrupción que empapan al gobierno. El caso Espert, con sus vínculos con Fred Machado, le genero al oficialismo un nuevo terremoto interno. Esta vez, Patricia Bullrich y Guillermo Francos, han marcado distancia con sus declaraciones, mostrando las grietas en un oficialismo que parece fragmentarse rápidamente.
En el plano económico, las noticias tampoco son alentadores para el oficialismo. Las declaraciones del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, confirmando que solo contemplan un swap y no el ansiado préstamo directo, generaron desazón en los mercados. La fragilidad del programa económico de Caputo se hace más evidente cada día, con el dólar financiero superando los $1500 y el riesgo país en ascenso. El FMI sigue presionando por mayores ajustes mientras la gobernabilidad desaparece en un gobierno que no encuentra rumbo.
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Como si fuera poco para el gobierno, el Senado también aprobó por 54 votos a favor un proyecto que rechaza el decreto presidencial que suspendía la aplicación de la Ley de Emergencia en Discapacidad. El gobierno de Milei se encuentra acorralado.
Las derrotas parlamentarias se acumulan, los aliados abandonan el barco, los escándalos de corrupción crecen y la economía no da señales de recuperación. Frente a este panorama desolador, la movilización es la única fuerza capaz de dar la estocada final a este gobierno. La victoria del Garrahan y las universidades demuestras que cuando la calle se potencia, hasta los vetos presidenciales pueden caer. El camino está marcado, solo hace falta profundizarlo