Nada hacía prever que un hombre que caminaba rápido con un morral pegado al pecho terminaría llevando a uno de los laboratorios de drogas más particulares de los últimos tiempos. Pero pasó. La historia comenzó en el asentamiento La Carbonilla, en Paternal, y terminó en una vivienda de la calle Cafayate al 1900, en Mataderos, donde la Policía de la Ciudad descubrió una habitación oculta, detrás de una puerta falsa, equipada con herramientas, químicos y máquinas para elaborar drogas sintéticas y hongos alucinógenos.
Todo empezó cuando oficiales de la Comisaría Vecinal 15 A observaron a un hombre salir de La Carbonilla con un morral que sostenía con fuerza. Subió a una Chevrolet Tracker, que lo esperaba en la calle, y la falta de legibilidad en la patente despertó la sospecha de los agentes. Ordenaron detener la marcha y, en ese instante, el acompañante intentó huir arrojando el bolso. Fue detenido a pocos metros.
El contenido del morral dejó sin palabras a los efectivos. Entre las pertenencias había un verdadero “todo por dos pesos ambulante de droga”: 226,8 gramos de hongos alucinógenos, 20,3 gramos de tusi (la llamada “cocaína rosa”), 50 gramos de marihuana, 34 gramos de gomitas con tetrahidrocannabinol, 22,7 gramos de pastillas de éxtasis (MDMA) y microdosis de LSD.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
El conductor, en cambio, no tenía nada que ver. Trabajaba como chofer de una aplicación de viajes y había tomado el viaje como cualquier otro. Su documentación y el vehículo estaban en regla, por lo que la fiscalía dispuso su inmediata liberación.
La Unidad de Flagrancia Norte, a cargo del fiscal Vila, ordenó la incautación de la droga y del teléfono celular del detenido. Luego, la causa pasó al Juzgado Penal, Contravencional y de Faltas N° 12, a cargo del juez Juan Manuel Neumann, quien dispuso un allanamiento en el domicilio del sospechoso.
El procedimiento estuvo a cargo de la División Investigaciones Comunales 15. Al ingresar a la vivienda de Mataderos, los oficiales descubrieron el laboratorio oculto: una puerta falsa en el patio llevaba a una habitación completamente equipada para la producción de drogas sintéticas.
En el lugar secuestraron incubadoras utilizadas para la elaboración de sustancias, una caja tipo invernadero, procesadoras, batidoras, cajas de agujas y jeringas, cinco frascos con anabólicos, un frasco con hongos, sustrato para cultivo y bolsas con restos de tusi. También había esencias aromatizantes, un bidón con alcohol de cereal, probetas, moldes de silicona, anteojos de luz ultravioleta con cargador, una balanza de precisión, semillas y sachets con polvo blanco.
El operativo cerró así un circuito completo: desde la venta ambulante hasta la fabricación casera de drogas de diseño. Lo que comenzó con una sospecha en las calles de La Paternal terminó con el hallazgo de una cocina escondida detrás de una pared.