Al cierre de esta edición se esperaba que el gobierno nacional terminara de definir los detalles proyecto del decreto de necesidad y urgencia (un DNU, que, técnicamente también es una ley) con los lineamientos de un nuevo acuerdo para refinanciar deuda con aportes del FMI. Ingresar flujo al Tesoro para, en palabras del propio presidente Javier Milei, sanear los números del Banco Central.
Se habla de un fondeo de US$20.000 millones que sería cuotificado y de los que podrían ingresar unos US$6000 millones este año. Una tanda antes de las elecciones legislativas, otra después. Las negociaciones para que el DNU tengan el visto bueno del Congreso -una demanda del propio FMI que exige apoyo amplio al rescate- ya comenzaron y seguirán durante esta semana que comienza.
Es uno de los temas que domina la agenda del gobierno, aunque la opción de ir con un DNU en lugar de un proyecto de ley -que requeriría la aprobación de las dos cámaras- despeja gran parte de las dudas.
Pero mientras eso que concreto en los círculos de negocios vinculados al comercio exterior ya empezaron a analizar qué mueve pasar con todo lo que está gestándose en ese frente. Un video del presidente norteamericano Donald Trump señalando que le entusiasma la idea de hacer cosas con Argentina y que le interesa avanzar en un tratado del libre comercio (TLC) con el país generó fuerte impacto.
A eso se acopló la decisión hace menos de una semana de comenzar a aplicar por parte de la administración Trump barreras arancelarias del 25% para dos socios claves como son México y Canadá, con quien el país del norte tenia un propio TLC. Y en paralelo Trump anunció una suba del 10% al 20% para las importaciones chinas. Sin medias tintas, comenzó la guerra comercial.
Para los analistas estamos comenzando a vivir un nuevo marco global en el que EEUU, bajo mandato de Trump, toma otra postura frente a socios comerciales y comenzará a exigir resultados y beneficios desde la posición de poder que ostenta, la de una economía líder. Al resto tocará negociar en desventaja.
Impacto local ¿Cómo puede impactar este nuevo posicionamiento de EEUU para Argentina?
El economista Diego Dequino se refirió al esto en una entrevista para el programa Punto y aparte, en Punto a Punto Radio 90.7. “Estamos viendo a un presidente que razona como empresario, ve a su país como su empresa y actúa en consecuencia. Imponer un 25% de arancel a las importaciones de México y Canadá, en el corto plazo va a beneficiar al comercio norteamericano. La economía norteamericana se va a ver favorecida en el corto plazo, verá mejorar su actividad y sus activos. Es esperable incluso que veamos un reflujo de capitales internacionales hacia Estados Unidos. Y luego hay que ver las consecuencias de eso en el mediano plazo. Esos flujos van a sacárselos a otras economías más débiles. Hay que ver cómo nos acomodamos a esta situación.
-Ese fly to quality nos puede complicar a nosotros como emergentes.
-Claro si sin duda, coincido. Si hay un reflujo de capitales esos capitales van a redireccionarse a bonos y acciones más estables y seguros. Si hay una sequía de flujos esos márgenes van a ser secados de las economías emergentes como la argentina.
En otro plano, Daniel Gribboff especialista en comercio exterior, consultor y asesor de empresas y emprendedores que comercian con EEUU cree que la aplicación de aranceles de productos de México y Canadá que busquen ingresar a Norteamérica abre una ventana de oportunidades para la producción de nuestro país.
“Cuando pasan estas cosas así como hay afectados hay oportunidades. Hay muchos productos alimenticios, industriales, de agroindustria e incluso de metalúrgica que tendrán un estímulo para llegar de forma directa a EEUU sin pasar por México. Hay que ver si se corrigen y mejoran posiciones arancelarias, pero hay oportunidades”, detalla.
TLC mata Mercosur. Un acuerdo o tratado de libre comercio con EEUU abre un abanico de efectos y, en consecuencia, de lecturas. Para Griboff, las oportunidades y beneficios superan ampliamente los efectos colaterales.
“Esto es así porque en muchos mercados las matrices productivas son similares o complementarias. Nosotros podemos ser un gran proveedor de materias primas y de insumos para ajustarnos al cambio de matriz que buscan hacer ellos y ser una potencia productora. En agro, minería, minerales críticos podemos ofrecer muchas cosas”, explica.
-Un TLC con EEUU obliga a salir del Mercosur, ¿cómo sería eso?
-Sí, en principio sí porque el Mercosur te obliga a negociar por bloque y esto que se plantea es una negociación individual como ya la planteó Uruguay. El bloque debería replantearse la cuestión de los acuerdos individuales, algo que no creo que sea aceptado. Hay que interpretar la nueva visión de lo que el gobierno quiere hacer con nuestro país, porque involucra cambios más profundos de lo que estamos viendo. Trump ya planteó esto de América First eso hace que desde un punto de vista económico y productivo EEUU vaya traccionando la compra de bienes para producción local, eso para nosotros, que somos especialistas en productos primarios y estamos trabajando en minería, puede ser muy bueno y complementario.
Pero romper el Mercosur también tiene sus complejidades. Por caso, Griboff se pregunta ¿Qué hacemos con el Parlasur? ¿Qué hacemos con todo el entramado y burocracia alrededor del Mercosur? “Cuando vos construís una unión aduanera esos organismos hacen falta. Pero son cosas que han quedado a mitad de camino, no se ha avanzado, hace muchos años que es una unión aduanera imperfecta, es una estructura que tiene costos y se ha vuelta obsoleta, esta mirada refrescante a lo mejor hace falta y mueve un poco la estantería”.
Y concluye: “si se da un TLC con EEUU puede ser la primera vez que llueva sopa y vamos a tener cucharas. En comparación con el Mercosur, que ha sido un régimen que ha favorecido más a Brasil que a nosotros, creo que un acuerdo con una potencia como EEUU nos va a traer más beneficios que los alcanzados con el Mercosur”.