La expansión del crédito en Argentina en los últimos 15 meses se vive con tarjeta en mano en la gran mayoría de los hogares. El uso de tarjetas de crédito se expande: solo el mes pasado aumentó en el orden de un 20% en montos y cantidades, en completo detrimento del uso de las tarjetas de débito, que en junio se usó un 21% menos que lo que se registraba un año atrás. Los datos surgen del último Informe de Pagos Minoristas del Banco Central y reflejan un hábito de consumo de buena parte de los argentinos: financiar los gastos con plásticos.
Con una mirada en lo que ocurrió en el segundo trimestre del año, el índice Payway también reportó un incremento del uso, en cantidades y volúmenes, de las tarjetas de crédito y una notable caída del uso de la tarjeta de débito, dos aliadas de la economía doméstica. Si se compara con lo que ocurrió de marzo a junio de 2024, este año en el mismo periodo las tarjetas de crédito se usaron en promedio 10% más; mientras que en esa misma comparación el uso de las de débito se desplomó más de un 19%.
En muchos casos, la existencia de planes de cuotas, ya se oficiales o de los mismos bancos, fue lo que apuntaló este tipo de consumos. El economista Ignacio Carballo, que es docente, investigador y director Centro Finanzas Alternativas UCA, afirmó: «Hay dos grandes tendencias sobre lo que está pasando en Argentina respecto al crédito en este momento. Por un lado, crece porque hay más promociones y los bancos están abriendo el mercado porque entonces la macro está mejor y los bancos se permiten dar más crédito», señaló.
«La duda viene si esta dinámica no muestra que la gente está más apretada y tiene que salir a gastar porque no tiene liquidez en el presente. Creo que en Argentina las tasas de crédito sobre PIB extremadamente bajas y la cultura del crédito sigue siendo baja. Con lo cual, un crecimiento del crédito en términos generales es una buena noticia», aclaró Carballo.
«Generalmente, cuando se consume con tarjeta de crédito se lo hace por un ticket más alto, con lo cual también se puede inferir que hay una clase media que adelanta en cierta forma consumos por esta vía y esto es lo que explica también la caída en el uso de la tarjeta de débito», sumó.
La tarjeta de débito no sólo pierde contra la de crédito sino con la expansión de los pagos digitales, vía transferencias inmediatas y la percepción de una menor necesidad de efectivo. «Se vislumbra que los volúmenes de extracción se mantienen estables. Se realizan menos extracciones gracias a la disponibilidad de billetes de mayor denominación y la suba de los límites de extracción», detalló el reporte de Payway.
En este punto, los números del Banco Central son contundentes: en junio la cantidad de transferencias inmediatas entre usuarios creció más de un 19%, mientras que los montos aumentaron más de 34% en línea con la inflación de los últimos doce meses. Aquí crece la participación de las billeteras virtuales en el manejo de las finanzas diarias: casi el 76% de estas operaciones tuvo como origen y/o destino una cuenta asociada a una Clave Virtual Uniforme (CVU, que sirve para identificar las cuentas en billeteras no bancarias).
Al mismo tiempo, crece el uso de los pagos contactless a través de los teléfonos celulares y la tecnología NFC. Estos se dispararon desde la apertura de los pagos en el transporte público y la fuerte competencia con descuentos de hasta el 80% que desplegaron los distintos jugadores del sistema financiero para captar su uso. Según reportó Payway, los pagos contactless ya representan 8 de cada 10 transacciones presenciales, en donde se destacan las billeteras NFC y la expansión de los pagos en el transporte público.
SN